Situado a 15 km al sur de Pichilemu, la meca del surf chileno, se encuentra el pueblo de Cáhuil, vocablo mapudungun que significa “gaviota” y que denomina además a una especie de éstas (Larus maculipennis). Este poblado actualmente en pleno desarrollo turístico es conocido por la producción artesanal de sal, en la que participan sus pobladores. Afortunadamente para todos, el lugar no ha sido expoliado por la industria y conserva sus encantos naturales y cultura rural. Encontraremos un pueblo bien cuidado, las casas prolijamente arregladas y pintadas y los pobladores muy preocupados de su patrimonio natural.
La “laguna” de Cáhuil se forma por la presencia de una barra de arena que separa el estero del mar. Esta barra se abre eventualmente durante algunos inviernos lluviosos, permitiendo el intercambio de agua con el mar, que es parte del ciclo hidrológico del humedal.
El estero se extiendo unos 10 km navegables en kayak hacia el interior en unas 4 horas ida y vuelta, pero bien vale pernoctar en la zona, donde podemos encontrar alojamiento tanto en camping como en cabañas. Si lo visitamos en invierno, hay que considerar que no todos los campings y cabañas están necesariamente abiertos, sobre todo en Cáhuil, pero bastará con acercarse a Pichilemu para encontrar distintas opciones, incluida la Laguna de los Perros donde funciona una camping todo el año. El invierno no sólo ofrece mayor tranquilidad y más agua para remar, sino que nos permite inyectar recursos a estas comunidades que tienen ciclos productivos muy estacionalizados.
Las embarcaciones a motor están prohibidas en el estero, haciendo un verdadero agrado el remar sus aguas y protegiendo el hábitat de muchas especies de aves que se alimentan y nidifican en sus aguas. Podremos observar cisnes, yecos, gaviotas, garzas y patos de distintas especies.
Entrando unos kilómetros por el estero, nos encontramos las salinas, con sus característicos cuadrantes de donde se extrae la sal. En invierno permanecen cubiertos de agua y son navegables formando un verdadero laberinto de canales que podemos atravesar prácticamente sin bajarnos del kayak salvo para mirar la ruta. En verano deberemos restringirnos al estero mismo, ya que encontraremos los “cuarteles” en faenas de extracción.
La sal se extrae entre los meses de octubre a abril. Hace unos 40 años era una actividad rentable pero en la actualidad sólo algunos de sus pobladores se dedican a ello, dado el bajo precio de este producto en el mercado. Esto ha motivado a la conversión gradual de la economía del lugar hacia el turismo, que aprovechando la cercanía a Pichilemu, tiene buenas perspectivas de desarrollo.
Los pobladores se han organizado junto a la municipalidad para fomentar el turismo creando la “Ruta de la Sal”, llevando a los turistas a conocer el proceso de extracción artesanal que se remonta a los pueblos originarios. La gastronomía es otra de las ofertas locales, pudiéndose degustar gran variedad de pescados y mariscos.
Pasadas las salinas, el estero se estrecha, dando cabida a gran cantidad de playas de arena desde donde podemos disfrutar de un refrescante baño o un picnic bajo la sobra de los aromos. Graduablemente el estero va perdiendo profundidad hasta que nuestros kayaks no pueden avanzar y es hora de volver. Recuerden no dejar rastro y contribuir con la economía local.
Salinamente,
Martin
Instructor de Kayak de Mar
martin@ecodeporte.cl
3 nov 2010
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